El miedo es uno de los obstáculos más fuertes que nos impiden avanzar en la vida. Y en el caso de las personas que sufren de alguna afección en sus rodillas, reducir el miedo antes de una cirugía de rodillael suele ser uno de los factores principales que retrasan la visita al especialista y la decisión de someterse a algún procedimiento quirúrgico.
Pero, ¿miedo a qué? A que la afección sea más seria de lo que parece, a tener que someterse a una cirugía riesgosa y costosa, a no quedar como antes o incluso quedar peor después de la cirugía, a tener que suspender o abandonar definitivamente alguna de sus actividades favoritas, a que les pase lo mismo que a algún conocido que “no le fue bien” con una cirugía de rodilla. La lista es larga y crece cada día.
Todas estas dudas, temores e inquietudes son completamente normales, más aún cuando se trata de nuestras rodillas: esas fieles compañeras que nos acompañan desde nuestro primer gateo y que nos permiten vivir y celebrar los momentos más importantes de nuestra vida.
Por eso, una parte fundamental de mi trabajo como cirujano de rodilla es asegurarme de que mis pacientes atraviesen este proceso con la mayor serenidad posible. No es una tarea fácil, pues el miedo, al igual que las demás emociones que experimentamos los seres humanos, es algo muy complejo y está relacionado con un sinnúmero de factores que van más allá de mi alcance como médico. Pero hacerlo más manejable es una misión que debemos asumir todos aquellos que trabajamos por la salud y el bienestar de las personas.
Transparencia y calidez humana en el consultorio
Los miedos quedan al desnudo desde el momento en que un paciente ingresa al consultorio. El tono y el volumen de su voz, sus gestos faciales, su postura, el movimiento de sus manos, la forma en la que cuenta la historia del dolor que lo llevó a pedir la consulta, la información que comparte y las preguntas que hace son algunos de los signos que nos permiten identificar qué tanto estrés y ansiedad está viviendo el paciente respecto a sus rodillas.
Como parte del manejo integral que ofrezco a mis pacientes, los recibo de forma cálida y cordial para que sientan que mi consultorio es un lugar donde se pueden sentir seguros y tranquilos. Los escucho atentamente y trato de indagar con ellos sobre los factores menos evidentes que podrían tener un impacto en la salud de sus rodillas.
Luego de identificar cuál es la afectación específica que aqueja al paciente, me esfuerzo por explicarla de la forma más clara posible, con un lenguaje comprensible y respondiendo a todas sus dudas. Para esto es clave el uso de radiografías, exámenes de laboratorio, imágenes diagnósticas y en ocasiones conceptos de colegas de otras especialidades. El objetivo es que el paciente sienta que el plan de manejo que le recomiendo está respaldado por el mayor grado de evidencia científica y, en el caso de que requiera una cirugía de rodilla, poder transmitirle la seguridad de que ésta es la mejor alternativa disponible.
Amabilidad y profesionalismo en el quirófano
El miedo puede provocar nerviosismo, ansiedad e inseguridad, emociones que pueden influir negativamente en el buen desarrollo de la cirugía y en la recuperación del paciente.
Por un lado, la actitud con la que el paciente llega al quirófano es crucial para el equipo médico, pues sentir que está tranquilo también nos ayuda a nosotros a realizar la cirugía con tranquilidad. Por el otro, como confirman numerosos estudios científicos, un estado de ánimo positivo en el paciente contribuye significativamente a que el proceso de recuperación sea más efectivo y llevadero. Esto se debe a que la ansiedad suele aumentar la sensibilidad al dolor, por lo que entre más tranquilo esté el paciente menor será la necesidad de medicación después de la cirugía.
Es por esto que la fase preoperatoria es para mí un momento sagrado. Aquí le vuelvo a explicar detalladamente al paciente cuál es su afectación, en qué consiste el procedimiento que le vamos a realizar y cuáles son los beneficios esperados y los riesgos potenciales. También escucho y resuelvo sus dudas e inquietudes y le doy un adelanto de cómo será el proceso postoperatorio y qué puede esperar los días siguientes a la operación.
Cuando ya ha llegado el momento de la cirugía, junto con mi equipo quirúrgico –anestesiólogos, enfermeras, instrumentadores, auxiliares y demás– nos esforzamos para que el paciente y su familia se sientan acompañados emocionalmente.
Somos conscientes de que muchas personas perciben el quirófano como un lugar estresante y poco acogedor que puede producir mucho temor. Para contrarrestar esta sensación, con mi equipo buscamos que el paciente entienda que en realidad es el lugar más seguro para tratar las afecciones de la rodilla: un entorno completamente estéril, donde tengo a mi disposición todos los materiales y fármacos necesarios y un equipo de profesionales capacitados y comprometidos con el éxito de la operación.
Las claves para manejar el miedo
Una relación médico-paciente sólida y basada en la confianza es esencial para aliviar la ansiedad y el miedo que produce una cirugía de rodilla. Mis claves para construirla son la comunicación clara y transparente, la escucha atenta, la empatía, el trato amable y cálido y el trabajo en equipo. También es muy efectivo facilitar canales de comunicación, como el correo electrónico o el número de celular, para atender cualquier pregunta que pueda surgir antes o después de la cirugía de rodilla.