La artrosis, también conocida como osteoartritis, es sin duda una de las condiciones articulares más comunes entre la población de personas mayores. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cerca de 600 millones de personas en todo el mundo sufren esta enfermedad, de los cuales 3 de cada 4 son personas mayores de 55 años.
Esta prevalencia la veo reflejada en mi consultorio en Bogotá, donde prácticamente todos los días recibo pacientes con síntomas claros o un diagnóstico bien establecido de desgaste del cartílago de sus articulaciones. Muchos de ellos llegan a mi consultorio con temor, pues creen que la cirugía será su única opción para tratar el dolor y las limitaciones que les produce esta enfermedad.
Sin embargo, como veremos en este artículo, la cirugía no es la única opción disponible frente a este diagnóstico. De hecho, el tratamiento no quirúrgico para la artrosis ha demostrado ser altamente efectivo en las etapas iniciales y moderadas de la enfermedad, permitiendo que los pacientes mantengan una calidad de vida activa y funcional. Como especialista en ortopedia geriátrica, considero fundamental que mis pacientes y el público en general conozcan estas alternativas antes de considerar intervenciones más invasivas.
¿Por qué considerar alternativas no quirúrgicas en artrosis?
Antes que nada, debemos entender que la artrosis no se trata simplemente de un desgaste del cartílago, sino que es una enfermedad degenerativa que compromete múltiples estructuras articulares como la membrana sinovial, el hueso subcondral, la cápsula articular y los ligamentos circundantes. Por ello, su tratamiento requiere un enfoque integral que puede incluir una cirugía en casos específicos, pero que en general abarca una combinación de cuidados y medidas para controlar su avance.
Hablar de alternativas no quirúrgicas en el tratamiento de la artrosis es esencial por múltiples razones. En primer lugar, la gran mayoría de pacientes con artrosis pueden beneficiarse significativamente de estos enfoques, especialmente cuando se implementan de manera temprana y consistente. La cirugía, aunque se muestra muy efectiva en casos avanzados, siempre conlleva riesgos inherentes, tiempo de recuperación prolongado y costos elevados, además de una carga emocional y de cuidado significativa para el paciente y sus allegados.
El momento ideal para considerar el tratamiento no quirúrgico para la artrosis es precisamente cuando se realiza el diagnóstico, independientemente del avance que presente la enfermedad. Incluso en casos moderados a severos, estas opciones pueden ofrecer alivio sintomático significativo y mejorar la función articular. La clave está en no esperar hasta que el dolor sea insoportable para comenzar con medidas conservadoras.
Durante mis más de 20 años de ejercicio como especialista en ortopedia geriátrica, he visto de primera mano el impacto extraordinario del tratamiento temprano de la artrosis. Esto lo confirman varios estudios que han demostrado que los pacientes que inician un manejo conservador en las primeras etapas de la artrosis experimentan una progresión más lenta de la enfermedad, mantienen una mejor función articular a largo plazo, y en muchos casos, pueden evitar o posponer significativamente la necesidad de una cirugía.
Enfoques del tratamiento no quirúrgico para la artrosis
Debido a su complejidad, en el tratamiento de la artrosis confluyen diferentes especialistas: médicos de familia, reumatólogos, geriatras, fisioterapeutas, nutricionistas, psicólogos y por supuesto los ortopedistas. Los enfoques actuales para el tratamiento no quirúrgico para la artrosis de los que disponemos son diversos y pueden adaptarse a las necesidades específicas de cada paciente. Entre las principales opciones se encuentran:
- Manejo farmacológico: Incluye antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), analgésicos, y en casos específicos, inyecciones intraarticulares de corticosteroides o ácido hialurónico. Estos medicamentos ayudan a controlar el dolor y la inflamación, permitiendo que el paciente mantenga un nivel de actividad adecuado.
- Fisioterapia especializada: Un programa de ejercicios supervisados es fundamental para fortalecer los músculos periarticulares, mejorar la estabilidad articular y mantener el rango de movimiento. La fisioterapia debe ser individualizada según el grado de afectación y las limitaciones específicas de cada paciente.
- Modificaciones del estilo de vida: Esto incluye control del peso corporal, ya que cada kilogramo adicional representa una carga multiplicada sobre las articulaciones, especialmente las rodillas y las caderas. También se consideran cambios en las actividades diarias para reducir el estrés articular.
- Terapias complementarias: Acupuntura, terapia ocupacional, uso de dispositivos de asistencia como bastones o plantillas ortopédicas, y técnicas de relajación para el manejo del dolor crónico.
La decisión sobre qué opción implementar en cada caso se basa en varios factores: el grado de severidad de la artrosis, las articulaciones afectadas, la edad del paciente, sus comorbilidades, el nivel de actividad deseado y la respuesta previa a otros tratamientos.
Como ortopedista, mi papel en esta etapa es evaluar integralmente al paciente, establecer un plan de manejo personalizado y realizar seguimiento regular para ajustar el tratamiento según la evolución clínica. Por ejemplo, en mi experiencia atendiendo pacientes en Bogotá, he observado que las condiciones climáticas de nuestra ciudad a 2.600 metros de altura pueden influir en la percepción del dolor articular, por lo cual es fundamental adaptar el tratamiento conservador a nuestro entorno.
La importancia del movimiento y la vida activa
Uno de los mitos más comunes sobre la artrosis es que debemos guardar reposo y evitar la actividad física. En realidad, el reposo prolongado resulta muy perjudicial, pues la inactividad aumenta la rigidez articular, la debilidad muscular, la pérdida de densidad ósea y, paradójicamente, produce mayor dolor a largo plazo.
El cartílago articular necesita movimiento para mantenerse nutrido y funcional. De hecho, la actividad física adecuada actúa como un lubricante natural para las articulaciones y fortalece los músculos que las soportan. Sin embargo, no todas las actividades resultan apropiadas. Los ejercicios de bajo impacto son ideales: natación, caminata en terreno plano, ciclismo estacionario (no spinning) y ejercicios en el agua. Estas actividades permiten mantener la movilidad articular sin generar estrés excesivo sobre el cartílago dañado.
Las recomendaciones generales sobre el movimiento con artrosis incluyen comenzar gradualmente, escuchar al cuerpo y distinguir entre el dolor “bueno” del ejercicio y el dolor que indica daño. Es importante mantener períodos de actividad intercalados con descanso, aplicar calor antes del ejercicio para mejorar la flexibilidad, y frío después para reducir cualquier inflamación.
Para mis pacientes en Bogotá, recomiendo especialmente aprovechar los parques como el Simón Bolívar, El Virrey o los senderos en los alrededores de la ciudad para realizar caminatas terapéuticas, siempre considerando la altitud de nuestra ciudad.
Recomendaciones prácticas para la vida diaria
Existen múltiples acciones simples que los pacientes pueden implementar en su vida diaria para mejorar su condición. En el hogar, es recomendable utilizar alfombras antideslizantes, instalar barras de apoyo en baños, y organizar los objetos de uso frecuente a altura accesible para evitar movimientos forzados.
En cuanto a la alimentación, una dieta rica en omega-3, antioxidantes y antiinflamatorios naturales puede contribuir al control de la inflamación. Alimentos como pescado graso, nueces, verduras de hoja verde y frutas del bosque son especialmente beneficiosos.
El manejo del estrés es crucial, ya que el dolor crónico puede generar ansiedad y depresión, creando un ciclo vicioso. Técnicas de relajación, meditación y el apoyo de grupos de pacientes pueden ser muy útiles.
Los hábitos de descanso también son importantes. Un colchón firme pero cómodo, almohadas de apoyo para articulaciones dolorosas, y mantener un horario regular de sueño contribuyen significativamente a la calidad de vida.
Preguntas frecuentes sobre el tratamiento conservador
¿Cuánto tiempo debo esperar para ver resultados? Los beneficios del tratamiento conservador generalmente se observan entre 4 a 8 semanas de tratamiento consistente, aunque algunos pacientes experimentan mejoría antes.
¿Puedo hacer ejercicio cuando tengo dolor? El ejercicio suave y apropiado generalmente es beneficioso incluso con dolor leve. Sin embargo, si el dolor es severo o aumenta significativamente durante la actividad, es necesario consultar con el especialista.
¿Los suplementos nutricionales son efectivos? Algunos suplementos como la glucosamina y condroitina pueden ofrecer beneficios modestos en ciertos pacientes, aunque la evidencia científica es variable.
¿Cuándo sabré si necesito cirugía? La cirugía se considera cuando el tratamiento conservador ha fallado después de un período adecuado (generalmente 3-6 meses), cuando hay limitación funcional severa, o cuando el dolor interfiere significativamente con la calidad de vida.
Un camino hacia el bienestar articular
El mensaje más importante que te quiero transmitir es que un diagnóstico de artrosis no es una sentencia de inactividad ni dolor perpetuo, ni mucho menos quiere decir que terminarás sí o sí en el quirófano. Con el tratamiento no quirúrgico para la artrosis adecuado, la gran mayoría de pacientes puede mantener una vida activa y plena. La clave está en la constancia, la paciencia y el seguimiento médico regular.
El acompañamiento médico especializado es fundamental en este proceso. No sólo para establecer el diagnóstico correcto y el plan de tratamiento inicial, sino para realizar ajustes según la evolución, detectar tempranamente cualquier complicación, y brindar el apoyo emocional que requiere el manejo de una condición crónica.
Si quieres conocer más sobre la artrosis y su tratamiento, te invito a leer este artículo de mi blog, donde encontrarás un enlace con la grabación de una entrevista que di recientemente sobre el tema. También te invito a suscribirte a mi canal de YouTube, donde regularmente publico videos educativos sobre estos temas, ejercicios específicos para diferentes articulaciones, y respondo las preguntas más frecuentes de mis pacientes. Juntos podemos construir una estrategia efectiva para mantener tus articulaciones saludables y tu vida activa.
Recuerda: cada día es una oportunidad para cuidar mejor tus articulaciones y mejorar tu calidad de vida. El tratamiento conservador no es solo una alternativa a la cirugía, sino frecuentemente es la mejor opción para lograr un bienestar duradero.

