Enfermedades degenerativas de los huesos y las articulaciones
Las enfermedades degenerativas del sistema óseo como la osteoporosis, la osteoartritis o artrosis, la artritis reumatoide y la gota, aparecen debido al envejecimiento natural del cuerpo. Estos padecimientos afectan la calidad de vida de millones de personas en el mundo, especialmente en la población adulta mayor, por lo cual hacen parte de mi día a día como especialista en Ortopedia Geriátrica.
De estas enfermedades, la osteoporosis es la más común de todas y sobre la que más he hablado en mis últimas publicaciones. En esta ocasión, a pedido de algunos de mis lectores y pacientes, vamos a profundizar en este artículo en otras enfermedades degenerativas óseas, haciendo énfasis en la rodilla, una de las articulaciones que suelen verse más afectadas.
Osteoartritis (OA) o artrosis
La osteoartritis, conocida también como artrosis, es una enfermedad que se confunde frecuentemente con la artritis reumatoidea (AR), que veremos más adelante. Se caracteriza por el desgaste progresivo del cartílago de las articulaciones y la formación de protuberancias del hueso (conocidas como espolones óseos u osteofitos). Por lo general, se presenta en los dedos de las manos y en las articulaciones que soportan peso, como las rodillas y las caderas.
El diagnóstico de la osteoartritis se hace a través de un examen físico para evaluar la movilidad, inflamación, deformidad y dolor de las articulaciones, junto con el análisis de radiografías para ver la reducción del espacio entre los huesos de la articulación y la formación de osteofitos. También se realizan resonancias magnéticas para evaluar detalladamente el cartílago y los tejidos blandos.
Los síntomas más comunes que produce esta enfermedad degenerativa son: dolor, especialmente durante o después del movimiento, rigidez después de períodos de inactividad y crepitación o crujido en las articulaciones. En la rodilla, la osteoartritis provoca dificultad para subir o bajar escaleras y dolor al ponerse de pie después de estar sentado.
A diferencia de la osteoporosis, la osteoartritis afecta principalmente al cartílago y la superficie de las articulaciones y causa dolor directo, mientras que la osteoporosis reduce la densidad interna de los huesos y, aunque no causa dolor por sí misma, sí aumenta el riesgo de fracturas que pueden ser muy dolorosas.
Artritis reumatoide (AR)
La artritis reumatoide, o reumatoidea, es una enfermedad autoinmune que afecta a la membrana sinovial, una capa de tejido que recubre las cavidades de las articulaciones (inicialmente no compromete al cartílago, que es el tejido que afecta la osteoartritis, como acabamos ver).
Sus principales síntomas son dolor simultáneo en varias articulaciones e inflamación simétrica (es decir, en la misma articulación en ambos lados del cuerpo), rigidez prolongada por más de una hora, especialmente en las mañanas, y cansancio y malestar general recurrente. Las manos y los pies son con frecuencia las articulaciones más afectadas. En las rodillas, la artritis reumatoide produce hinchazón, calor y limitación del movimiento.
Para diagnosticar la artritis reumatoide, los ortopedistas primero realizamos un examen físico para evaluar la inflamación simétrica. Luego contrastamos los resultados de análisis de sangre que miden la presencia de anticuerpos y de factor reumatoide (proteínas creadas por el sistema inmune que atacan tejidos sanos del cuerpo), además de pruebas especializadas como la PCR y la VSG. También nos apoyamos en radiografías y resonancias magnéticas para evaluar el daño en las articulaciones.
La artritis reumatoide se diferencia de la osteoporosis en que la primera es una enfermedad inflamatoria generalizada del cuerpo, causada por una falla en el sistema inmune, mientras que la segunda es una condición que resulta del desequilibrio del metabolismo de los huesos. La artritis reumatoide puede causar erosiones en los huesos, mientras que la osteoporosis produce una pérdida generalizada de masa ósea.
Gota
La gota es un padecimiento que se produce cuando se acumula demasiado ácido úrico en el cuerpo y se forman cristales dentro de las articulaciones (similares a los cálculos renales). Se presenta con más frecuencia en hombres y suele estar asociada a una ingesta alta de carne rojas y otros alimentos ricos en purina.
Su síntoma más frecuente son ataques repentinos e intensos de dolor, inflamación y enrojecimiento en el dedo gordo del pie, aunque también se presenta en otras articulaciones, como la rodilla, donde también causa limitación del movimiento durante los ataques.
La gota se diagnostica a través de un examen físico luego de un ataque agudo que produzca sospechas, medición de los niveles de ácido úrico en la sangre, análisis de muestras del líquido sinovial para detectar cristales de urato, y radiografías, ecografías o tomografías computarizadas.
A diferencia de la osteoporosis, la gota es una enfermedad metabólica que afecta a las articulaciones, mientras que la osteoporosis es una condición que reduce la densidad ósea. Mientras la gota provoca episodios agudos de dolor, la osteoporosis generalmente no causa síntomas hasta que ocurre una fractura.
Prevención y manejo de las enfermedades degenerativas
Las enfermedades degenerativas de los huesos y las articulaciones son condiciones complejas que requieren un enfoque multidisciplinario que reúne a ortopedistas, reumatólogos, geriatras, endocrinólogos, internistas, entre otros especialistas.
Aunque no tienen una cura propiamente dicha, sí se puede prevenir su aparición o retrasar su progresión con una dieta balanceada y antiinflamatoria, control de peso corporal, actividad física regular de bajo impacto (como natación o ciclismo), fisioterapia y medicamentos. Para los casos más avanzados, los procedimientos quirúrgicos —como limpiezas y remodelaciones artroscópicas y, en casos severos, el reemplazo articular— pueden contribuir significativamente a mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Si presentas alguno de estos síntomas que mencioné anteriormente (dolor persistente en las rodillas u otras articulaciones, rigidez matutina o dificultad para realizar actividades cotidianas), debes buscar atención médica especializada lo antes posible, de preferencia con un ortopedista especialista en Ortopedia Geriátrica.
¡Estoy aquí para ayudarte!
Programa una consulta hoy mismo y comienza el camino para recuperar tu movilidad y tu bienestar.
